Derrame de petróleo en Altamira alarma a familias y pescadores
Altamira, Tamaulipas. — Vecinos de la colonia Los Pinos lanzaron un llamado urgente a las autoridades municipales, estatales y federales tras detectar un derrame de hidrocarburos que fluye a cielo abierto por el dren pluvial de la calle Plátanos, generando un fuerte olor a combustible que ha comenzado a afectar la salud de la población.
Los denunciantes, Alfredo Tomás Hernández y Gonzalo Pérez, señalaron que los gases desprendidos provocan irritación en la garganta y preocupación generalizada entre las familias de la zona, quienes temen por las consecuencias para su salud y seguridad.
Contaminación en la Laguna de Champayán
El derrame de petróleo no solo afecta a los habitantes de Los Pinos. El hidrocarburo ya corre hacia la Laguna de Champayán, impactando directamente a los pescadores del sector El Repecho y amenazando con provocar un daño ambiental severo en la región.
La situación preocupa a la comunidad, pues la laguna es una fuente de subsistencia para decenas de familias que dependen de la pesca y ahora enfrentan la incertidumbre de perder su sustento debido a la contaminación.
Vecinos exigen respuesta inmediata
Los colonos exigen la intervención inmediata de Petróleos Mexicanos (Pemex), Protección Civil, la Guardia Nacional, el Ayuntamiento de Altamira, la COMAPA, la CONAGUA, la SEDENA y el área de Ecología Municipal para frenar el derrame, sanear la zona y garantizar la seguridad de la población.
“No podemos seguir respirando estos olores ni exponiendo a nuestras familias; alguien tiene que hacer algo ya”, expresaron con preocupación los vecinos, quienes aseguran que la comunidad vive con miedo ante la magnitud de la fuga y la tardanza en la respuesta de las autoridades.
Riesgo ambiental y social en Altamira
El incidente ha puesto en alerta a la población y subraya la vulnerabilidad de la zona frente a emergencias ambientales. Habitantes y pescadores coinciden en que la rápida acción de las autoridades es indispensable para contener la fuga, mitigar el impacto ecológico y salvaguardar la salud pública.
Mientras tanto, el llamado de la ciudadanía permanece firme: Altamira enfrenta un riesgo que no puede esperar más.